Zelensky y sus giras recientes. Es imposible negar que el presidente de Ucrania, se está dejando las suelas de sus zapatos dando tumbos por el mundo en petición de más apoyos para alimentar una guerra que, de no haber sido por las ayudas externas, hubiera terminado mucho tiempo atrás y con un resultado realmente nefasto para el pueblo ucranio .
Se puede afirmar, que hizo y sigue haciendo todo lo posible para que la voz de su país y pueblo llegara a través de su figura y discurso sopesado y serio a los parlamentos occidentales más importantes, inicialmente, en forma de videoconferencia. Posteriormente, tuvo que cambiar los procedimientos para sus contactos por la necesidad de aumentar su efectividad; así, tras un periodo en el que muchos dirigentes, principalmente los europeos, se daban codazos por aparecer en una foto con él en Kiev a cambio de simples migajas o de nada, y a medida que el conflicto se iba agravando, por lo que, eran mayores las necesidades de armamento y munición eficaz por mantener la guerra o, incluso, para pasar a una o varias contraofensivas, sus actividades y entrevistas, empezaron a ser mucho más selectivas y de forma directa, desplazándose a donde fuera preciso.
A nadie se le escapa, que a pesar de que, al principio de este quilombo, muchos pensaban y no auguraban nada bueno sobre sus capacidades reales o personales, su entidad y carácter de gobernante; pero en poco tiempo ha demostrado su excelencia como negociante, liderazgo, inflexibilidad ante consejos cómodos o malintencionados y un ejemplo de derroche de energías sin descanso. Cualidades, que han sido puestas a prueba muchas veces y siempre lo ha superado con mucho o brillante éxito.
Se le atribuye y así lo viene demostrando, ser un perfecto conocedor de la política del más débil, que consiste en acercarse al árbol que más cobija y mayor sombra proyecta durante más tiempo. Por ello, pronto empezó a separar el polvo y la paja del grano y entendió quién, en la arena internacional, le merecía mayor respeto, confianza y fidelidad a la causa que defiende.
Sin despreciar a nada ni a nadie, siempre educado con quien le ofrece alguna limosna, ha sabido distinguir y separar los peces pequeños de los dirigentes que le merecen la pena, porque tienen mayores capacidades y lo que es mejor, plena voluntad y sin ambages para ayudarle de verdad y, por lo tanto, es con ellos con los que últimamente se ha reunido, los dirigentes de los principales países europeos, sin olvidarse de otros foros y autoridades como recientemente con el Papa, la Corte Internacional de Justicia, los Jefes de Estado de la Liga Árabe en busca del apoyo reunidos en su cumbre anual de en Yeda y finalmente, con el foro del G-7 en Japón de los que ha sacado grandes, adecuadas y casi seguras promesas de apoyo.
En este contexto, es muy fácil adivinar que España, por mucho que su presidente, los vocingleros de la parafernalia mediática que le rodea y ciertos ‘amigos extranjeros del momento’ -como Biden, con la boca pequeña, el otro día en Washington- se empeñen en recalcar que somos un país puntero, imprescindible y hasta líder -como algunos han llegado a destacar en determinados momentos- en la búsqueda y consecución de apoyos en equipo, armamento e instrucción técnica cualificada para Ucrania; la verdad, es que hemos sido apartados de la agenda de un presidente que busca e insiste en obtener lo mejor y lo más necesario para que sus tropas puedan enfrentarse a Rusia y a otros países o grupos de mercenarios que apoyan a Putin.
A fuer de ser sinceros, hay que reconocer, que como algunos pocos auguramos hace ya casi quinientos días, esta guerra no se gana con buenas palabras, un aceptable equipo de abrigo o calzado, munición de calibre pequeño, algún que otro misil contra carro, raciones de combate y todo tipo de material logístico diverso de pequeña entidad.
A medida que el enfrentamiento se va complicando, Putin pone más carne en el asador y trata de emplear masivamente materiales y tecnología punta, junto a otros que no lo son tanto; por lo que dicho ataque masivo con tales materiales, debe contrarrestarse con otros de similares características o superiores, a ser posible, lo que hace que, últimamente, sus peticiones de apoyos se hagan con nombre y apellidos específicos.
Tanto Sánchez como su gobierno tienen dos almas en casi todo, y con este conflicto también ocurre lo mismo; así, sus socios comunistas y algunos separatistas que aparentemente tienen o han tenido algún tipo de relación con Rusia, no están de acuerdo -aparte de nuestras muy limitadas capacidades de apoyo-, con que España aporte mucho y menos destaque en el suministro de armamento, instrucción y adiestramiento de alta cualificación y por ello, tal y cómo es nuestra costumbre, hemos vuelto a intentar nadar y guardar la ropa de forma simultánea.
A finales de febrero de este año se celebró una reunión para determinar el compromiso del tipo de armamento a ser cedido a Ucrania; en ella aparecieron casi todos los aliados de la OTAN y algunos allegados, menos España; porque tal y como anunció, con mucho desparpajo la ministra del ramo, dicha reunión no era importante y que las acciones de este tipo deben ser mucho más coordinadas y a ser posible en el seno de la UE como un paquete conjunto. Todo ello, a pesar de que en aquella se empezó a hablar de temas importantes como la artillería pesada y de gran alcance, misiles y, sobre todo, carros de combate.
El ridículo internacional fue tal, que tras los más que previsibles tirones de oreja que debieron llegar a Moncloa desde todos los puntos cardinales, en unos días tuvimos que rectificar y sacarnos de la manga -primero fueron cuatro y posteriormente se subió la escasa oferta a seis- carros de combate que a tal efecto, tuvieron que ser rehabitados con materiales más que posiblemente ‘canibalizados’ de otros carros en la factoría de Santa Bárbara Sistemas en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), donde fueron trasladados desde una instalación logística Zaragoza en la permanecían ‘almacenados o arrumbados’ desde hace diez años, un total de 53 Leopard A4 de ‘segunda mano’, que España compró a Alemania como preámbulo del contrato para la construcción de 339 tanques Leopard 2 E, más modernos, que se montaron en España.
Mi experiencia en logística de alto nivel durante más de diez años, el haber sido carrista durante dos y las experiencias de la vida en Unidades y haber participado en muchas maniobras, me dan el suficiente criterio para poder pensar que dicho material, además de escaso y resultar como una gota en un océano, no servirá de mucho y durará muy poco tiempo operativo, sobre todo, en manos inexpertas y en pleno combate.
A este corto número de carros nos vimos forzados añadir cierto material de artillería, incluidos algunos misiles de diverso tipo (bastante obsoletos), ametralladoras, munición de fusilería y toda una serie de quincalla a la que recurrimos habitualmente. También se les remitió unos cuantos Transportes Oruga Acorazados (TOA) -vehículo de transporte de tropas y material que está próximo a ser reemplazado totalmente-; que nada más y nada menos, son vehículos, que en su mayoría proceden de la guerra de Vietnam y llegaron a España, hace muchos lustros, como ayuda norteamericana.
Zelenski sabe perfectamente, que con el escaso número de carros de combate que consiguió de la Comunidad Internacional en su conjunto, no es factible montar una contra ofensiva en condiciones o de carácter general; por ello, ha subido la apuesta y ahora hace firme sus intentos por aumentarlo con otros más modernos que aquellos y con aviones de combate y más materiales de largo alcance.
Para lograrlo, recientemente decidió coger la maleta y presentarse con su semi uniforme -además de a los referidos foros y autoridades internacionales- en las capitales de los países más importantes de Europa y que le prestan mayores apoyos, como Italia, Francia, Alemania y, sobre todo, el Reino Unido.
Tournée en la que, oh sorpresa, vimos que no se encontraba Madrid. No se sabe si será por ello o porque a Sánchez ya le llega el agua al cuello para las próximas elecciones autonómicas y municipales del 28-M y no quiere perder ni un minuto de su atención, que, de nuevo, él mismo declinó su presencia en la reciente Cumbre del Consejo de Europa para en apoyo a Ucrania y como forzamiento a Rusia para que deponga su actitud, a la que asistieron los principales dirigentes en persona. Cumbre importante por diversos motivos, entre los que destaca el largo periodo de tiempo que llevaba sin reunirse, más de diez y siete años.
Otra vez con Sánchez, y por haber omitido sus obligaciones por segunda vez, en la arena internacional, volvemos a estar o más bien, nunca salimos del vagón de cola o en aquel de los olvidados. Y la razón de ello es bien simple; con promesas incumplidas o entregando simples bagatelas o casi obsoletas, no se entra en el club de los grandes, salvo que te inviten a asistir como simple oyente, y me temo que ya le empiezan a conocer, demasiado bien, por ahí afuera.