Una conversación sobre el futuro de la defensa y seguridad en México
A unos días de que concluya el mandato de López Obrador; podemos ahora sí, afirmar que fue el comandante de las Fuerzas Armadas, cada vez fue menos supremo, con independencia de desaparecer a la Policía Federal para crear una Guardia Nacional que no termina de cuajar, desapareció también el procedimiento continuo y sistemático de operaciones conjuntas que tenía el Estado Mayor Presidencial, además, con el General Audomaro al frente del Centro Nacional de Inteligencia, desapareció en lo operativo, a las áreas de inteligencia civiles.
Con ello; le otorgó un monopolio de conocimiento especializado a un ejército que parece utilizarlo de manera autónoma, con las graves consecuencias que tiene para la nación de que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya puesto en manos del Ejército el control de varias actividades civiles, incluso, muchas de ellas, fueron actividades que nada tenían que ver con sus funciones y facultades constitucionales.
En realidad, de lo que se trató toda esta administración lópezobradorista, fue cancelar para el país, cualquier opción civil en materia de seguridad. La debilidad institucional y la incapacidad de imponer el imperio de la ley a todos los ciudadanos y en todos los territorios, por igual y sin excepciones, fue un factor decisivo para explicar la penetración del crimen organizado.
Sin duda, este aspecto abre un espacio de incertidumbre y de numerosas cuestiones: ¿Pueden ser eficientes unas Fuerzas Armadas cuya configuración no corresponde con las misiones que llevan a cabo? ¿Son las fuerzas civiles locales y las federales las más adecuadas para combatir el crimen organizado en la Administración de López Obrador? ¿La futura presidenta de México podrá desarrollar un potente aparato de inteligencia criminal que sea radicalmente distinto a la inteligencia militar lopezobradorista?
Mi queridísima Dra. Celina Realuyo profesora del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William J. Perry (CHDS), dependiente de la Universidad Nacional de Defensa de los Estados Unidos de Amércica quien nos ha explicado en diversos foros, que a medida que la delincuencia organizada transnacional representa cada vez más una amenaza a la seguridad nacional, los gobiernos están reexaminando los roles y responsabilidades de sus fuerzas de seguridad, tanto militares como policiales, para que de esta forma, poder garantizar el bienestar, la seguridad, la prosperidad y la soberanía de sus países.
Pero hay un debate importante en las Américas sobre el empleo apropiado de los militares para contrarrestar al crimen organizado transnacional donde las fuerzas policiales, se han visto incompetentes. Lo que me lleva a cuestionar en el caso de México ¿Qué cambios se requieren? ¿Adaptación, modernización o transformación?
Conviene hacer un análisis detenido sobre el concepto de polivalencia que se está manejando en la región y las que se hicieron y pueden hacerse en México, para justificar todas las misiones que desempeñan y podrán despeñar las FF.AA y para ello es necesario observar si realmente, con las reformas hechas por López Obrador y su estrategia implementada durante su sexenio, se lograron algunas ventajas, o se presentan más limitaciones, porque solo así haciendo un análisis de las diversas implicaciones que han tenido todas las reformas aplicadas en México en la nueva estructura, podremos saber que podría pasar hacia el futuro.
Máxime cuando hay que sumar otras muchas misiones no propiamente militares, tal y como se están desempeñando hoy día por las instituciones armadas. La complejidad del actual escenario de seguridad radica en varios aspectos, porque no se trata únicamente de realizar el esfuerzo de adaptarse a nuevas amenazas, que además por su naturaleza presentan una complejidad añadida, sino que, además, esta situación de transición exige seguir atendiendo las tradicionales, toda vez que actualmente, no hay ningún país del mundo que no se encuentre afectado por este contexto de inseguridad de transición global y en consecuencia, no hay ningún gobierno que no esté planteándose cuál es la mejor manera de enfrentarse a las amenazas que contempla dicha situación.
Si adoptamos las corrientes más críticas con respecto a visiones más tradicionales, los cambios obligarían a focalizar la seguridad sobre las personas y no sobre los Estados y como consecuencia, no solo el concepto de seguridad adquiere necesariamente una dimensión multidimensional, sino que además va a restar importancia a los Estados y por lo tanto, se diluye la diferenciación entre seguridad nacional y seguridad pública. Por lo que desde este punto de vista, ciertamente la seguridad pública no se garantiza con una solución militar y en otras palabras, ante este desorden institucional, podríamos inferir que el gobierno de mexicano ha hecho con sus actuales reformas que tanto las FF.AA. y la policía, puedan quedar obsoletas en un futuro próximo y entonces, podrían iniciar en la nueva administración que iniciara en Octubre de este año 2024, un proceso legislativo para sustituirlas por otras fuerzas, o proceder a una reforma de tal magnitud que, aunque conservaran el nombre, nada tendrán que ver con su diseño original, ya que sus misiones serán radicalmente diferentes.
Sin duda esta es una interpretación estrecha del concepto de seguridad multidimensional y demasiado amplia de la polivalencia de la fuerza militar, porque en primer lugar, la seguridad multidimensional no se restringe al ámbito militar, sino que igualmente implica al civil y en realidad al Estado en su conjunto, con todas sus agencias, sean civiles o militares, dependiendo del cometido a realizar.
Por otra parte como segundo término, el concepto de polivalencia, no significa necesariamente la asunción de tareas no militares, sino precisamente que las tareas de carácter propiamente militar que se desempeñen mediante fuerzas versátiles y polivalentes, podría ser el diseño del próximo sexenio y con ello el carácter multipropósito de los ejércitos, quedaría restringido a una cuestión estrictamente táctica y operativa para enfrentar los nuevos conflictos, no para realizar multitud de tareas, no solo militares, sino también policiales, medioambientales, de desarrollo, etc. Este debate, pese a su importancia, hoy se encuentra desfasado y no se ha renovado con más aportaciones.