México e Israel. El espionaje que mancilló al gobierno de EPN ha continuado en el sexenio del presidente AMLO.
Documentos y entrevistas muestran cómo el espionaje que mancilló al gobierno anterior de Enrique Peña Nieto EPN ha continuado en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador AMLO, quien prometió que su gestión no llevaría a cabo este tipo de vigilancia, que calificó de “ilegal” e “inmoral”.
Durante años, el gobierno ha estado implicado en escándalos por el uso de spyware o un programa espía sofisticado en contra de una amplia gama de personas que se enfrentan a los líderes de México. Pero los expertos en vigilancia indican que esta es la primera vez que surgen pruebas documentales que comprueban de manera definitiva que el ejército mexicano espió a ciudadanos que intentaban dar a conocer sus actividades ilegales.
Un grupo de piratas informáticos se infiltró en la Secretaría de la Defensa Nacional de México y divulgó millones de correos electrónicos que detallan la creciente influencia de las fuerzas armadas sobre el gobierno civil.
Derivado de lo anterior; se pudo conocer un informe de la Secretaría de la Defensa Nacional de 2020, en donde oficiales militares describieron detalles de conversaciones privadas entre un defensor de derechos humanos y tres periodistas que discutían denuncias de que apenas semanas antes unos soldados habían ejecutado a tres civiles desarmados en una confrontación con un cártel.
El informe aseguraba que el defensor, Raymundo Ramos, intentaba “desprestigiar a las fuerzas armadas” al discutir con reporteros denuncias de ejecuciones extrajuidiciales por parte del ejército.
Recomendaba que el ejército recopilara información de sus conversaciones privadas pero que no la incluyera en las carpetas oficiales del caso, tal vez en un intento de mantener en secreto sus actividades de espionaje.
Exámenes forenses muestran que el celular de Ramos había sido infectado en varias ocasiones por Pegasus —un programa espía extremadamente potente— alrededor del momento en que el ejército produjo el informe sobre sus conversaciones, según un análisis de Citizen Lab, un instituto de investigación en la Universidad de Toronto.
Es decir; la Secretaría de la Defensa de México estaba utilizando activamente Pegasus en 2020, cuando el teléfono de Ramos fue hackeado, según tres personas con conocimiento de las licencias de exportación requeridas para vender esta ciberarma fuera de Israel, país donde se fabrica.
Pegasus es capaz de extraer grandes cantidades de información de un dispositivo digital sin ninguna alerta previa: textos, llamadas telefónicas, contactos, imágenes, incluso su ubicación.
Las nuevas pruebas de espionaje militar sugieren que López Obrador, como comandante jefe de las fuerzas armadas, o bien tenía conocimiento de la vigilancia y la toleró, o sus propios subordinados lo desobedecieron.
Los dos escenarios son terribles, pero por la evidencia que tenemos, todo apunta a que el ejército espía y eso es totalmente necesario debido a que hoy cuenta con el enorme poder económico que tienen y todas las funciones estatales que controlan y les han asignado, pero una cosa es la seguridad nacional y otra que sean usados los equipos y el personal para intereses personales, ilegítimos o por revanchas políticas.
Con López Obrador, el ejército ha tomado más responsabilidades de vigilancia policial, así como control de los puertos del país, las aduanas, la construcción de parte de una línea ferroviaria de más de 1400 kilómetros e incluso la distribución de medicamentos. La cantidad de efectivos desplegados en todo el país está en su punto más elevado de la historia reciente.
Durante su gobierno, el expresidente mexicano Enrique Pena Nieto contrató a una polémica empresa tecnológica israelí conocida como Pegasus para espiar a políticos, activistas, empresarios y periodistas, por otra parte, empresarios mexicanos, preocupados por la ola de violencia y corrupción durante muchos años, han solicitado los servicios de empresas con sede en Israel, integrada por antiguos miembros del servicio secreto de ese país de Oriente Medio, como el Mossad. En sí; México es un mercado atractivo para uno de los sectores más boyantes de Israel, el de las tecnologías para la seguridad nacional, ciberseguridad e inteligencia.
Las advertencias llegan de varios frentes. Los empresarios de Canadá y de Estados Unidos, los despachos de análisis y los centros de estudios económicos consideran que el clima de violencia e inseguridad que se vive en México, la presencia de los cárteles del narcotráfico y el crimen organizado, generan incertidumbre para la atracción de inversiones.
De acuerdo con cifras del gobierno israelí, las empresas del sector de seguridad nacional exportan al mundo unos 7,500 millones de dólares, convirtiéndose en uno de los 10 países más vendedores de equipo y productos de seguridad en el mundo. Sólo de ciberseguridad, Israel exporta más de 3,500 millones de dólares, ostentando el 5% del mercado global.
Seguir el rastro de las importaciones desde Israel en seguridad, desde equipamiento, drones, hasta tecnologías de intervención de comunicaciones y espionaje, resulta prácticamente imposible, debido a la secrecía de las operaciones.
Lo cierto es que las tecnologías para la seguridad se han convertido en un sector estratégico de Israel en México, junto con el farmacéutico, el de las energías limpias y el tratamiento de aguas.
En octubre, los medios de comunicación mexicanos informaron que el ejército había comprado el programa espía durante el gobierno actual. En ese momento, López Obrador declaró que el ejército estaba realizando “labores de inteligencia, no de espionaje”.
Según la ley mexicana, el ejército no parece tener autorización de interceptar mensajes privados. Pero incluso si tuviera esa facultad, requeriría de la autorización de un juez federal para hacerlo, algo que el ejército ha indicado en revelaciones públicas obligatorias que no ha hecho ni una sola vez en años recientes.
El informe indica que el espionaje se llevó a cabo por una rama sigilosa de las fuerzas armadas, el Centro Militar de Inteligencia y el propósito de la agencia, según dijo el ejército en 2021, es generar “productos de inteligencia” a partir “de la información obtenida en medios cerrados”.
Uno de los principales riesgos que enfrenta el centro, según otro documento, es “que se evidencien ante la opinión pública las actividades que se realizan en este centro”.
Por su parte; el Mossad, cuyo nombre oficial es Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales, es la agencia de Inteligencia exterior israelí. El Mossad es un servicio civil al mando del primer ministro de Israel y una herramienta de la estrategia político-militar del Gobierno. El servicio de Inteligencia israelí es reconocido a nivel mundial por su eficiencia, precisión y capacidad para llevar a cabo operaciones exitosas. Con una larga historia y una reputación envidiable, el Mossad ha demostrado ser uno de los servicios de Inteligencia más infalibles del mundo, porque su enfoque en la calidad de la Inteligencia y la meticulosa planificación de operaciones les permite minimizar los errores. Además, su capacidad para adaptarse rápidamente a los cambios en el panorama internacional y su dedicación a la excelencia operativa han contribuido a su éxito sin precedentes.
El Mossad emplea una variedad de técnicas sofisticadas para obtener información vital. Estas incluyen la recolección de inteligencia humana (HUMINT), sus oficiales de Inteligencia establecen contactos y reclutan a informantes, agentes encubiertos y fuentes confidenciales en áreas estratégicas. Estos agentes proporcionan información crítica sobre temas como planes terroristas, proliferación nuclear, actividades políticas y militares, entre otros. El Mossad usa técnicas de reclutamiento sofisticadas y métodos de comunicación seguros para mantener la confidencialidad y garantizar la seguridad de sus fuentes; en el espionaje cibernético, sabemos que la era digital, el Mossad ha ampliado su enfoque hacia el espionaje cibernético para obtener información crucial. Sus expertos en informática y ciberdelincuentes altamente capacitados llevan a cabo operaciones encubiertas para penetrar sistemas informáticos, redes de comunicación y bases de datos. Estas operaciones pueden implicar la instalación de malware, el seguimiento de comunicaciones en línea, la infiltración de servidores y la extracción de información confidencial. El espionaje cibernético permite al Mossad acceder a información estratégica de manera encubierta y llevar a cabo acciones de contrainteligencia; respecto al uso de agentes encubiertos y la colaboración con otras agencias de inteligencia, la infiltración, la vigilancia y la intercepción de comunicaciones también son parte de su arsenal de herramientas para recopilar información valiosa, toda vez que el Mossad es conocido por su experiencia en la infiltración y las operaciones encubiertas, sus agentes se disfrazan y adoptan identidades falsas para mezclarse en entornos hostiles o para acercarse a objetivos específicos, por lo que estas operaciones pueden implicar el establecimiento de empresas de fachada, la creación de redes de contactos y la penetración en grupos terroristas u organizaciones criminales.
La infiltración y las operaciones encubiertas permiten al Mossad obtener información de primera mano y llevar a cabo acciones de inteligencia y contraespionaje con mayor efectividad, por lo que el proceso de selección y entrenamiento de los agentes del Mossad es riguroso y altamente exigente. Los candidatos potenciales deben someterse a una serie de pruebas físicas, mentales y emocionales para evaluar su idoneidad. Aquellos que son seleccionados se someten a una capacitación intensiva en una amplia gama de habilidades, que incluyen el dominio de múltiples idiomas, técnicas de combate, habilidades de infiltración y técnicas de comunicación encubierta.
El Mossad es una parte integral del complejo aparato de Inteligencia de Israel. Trabaja en estrecha colaboración con otras agencias de Inteligencia, como Aman (Inteligencia Militar) y Shinbet (Seguridad Interna). El intercambio de información y la cooperación entre estas agencias son fundamentales para garantizar la seguridad y la defensa del Estado de Israel.
Aun así, el Mossad está en constante colaboración con otras agencias de Inteligencia aliadas como la CIA, el MI6 y otras occidentales.
El pasado 5 de agosto de 2021, el coronel Omar Guadarrama, agregado militar de la Embajada de México en Israel, envió un oficio con carácter de “extraurgente” al Estado Mayor de la Defensa Nacional. El único objeto del mensaje era aclarar un punto, planteado en una comunicación anterior, sobre los cuerpos de seguridad israelíes y su relación con México. En concreto, el mensaje se refería a la siempre polémica Guardia Nacional y su par allá en Oriente Medio.
“Me permito remirar (sic) a esa superioridad, la información siguiente”, iniciaba el mensaje. “El Estado de Israel no cuenta con una Guardia Nacional, pero sí con una Policía Nacional. La policía nacional es una fuerza civil, aunque es pertinente precisar que en Israel todos los ciudadanos israelís realizan su servicio militar obligatorio”. Luego, el coronel se despedía con una característica abreviatura castrense: “Resptte”.
Se ignora cuál era la pregunta original. A diferencia de la respuesta, el mensaje no aparece entre las decenas de miles de correos filtrados por el grupo de piratas informáticos Guacamaya.
Sin embargo, se puede inferir su contenido y motivaciones. En el verano de 2021, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador empezó a buscar la idea de transferir la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa (Sedena). Nacida civil, que depende de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana por mandato constitucional.
Importante recordar que el 27 de octubre de 2020; en una sesión de trabajo celebrada en el Centro de Inteligencia de la Guardia Nacional, el Jefe de la Unidad de Órganos Especializados por Competencia, Comisario Jefe José Alfredo Ortega Reyes, y el agregado del Ministerio de Defensa de Israel en México, Amir Shalom, se reunieron con el objetivo de fortalecer los esquemas de cooperación e intercambio de información en materia de seguridad.
En dicha reunión se acordaron acciones para compartir información de inteligencia sobre organizaciones criminales, además de intercambiar experiencias y buenas prácticas en temas de tecnologías de investigación así como de ciberdelincuencia.
Jonathan Peled, ex embajador de Israel en México, días después de reunirse con AMLO en el año 2019 dijo: “…Hemos ofrecido a la nueva administración nuestra cooperación y aporte en todos los temas estratégicos(…) con la seguridad pública. Lamentablemente tenemos una experiencia más que cualquier otra nación en la lucha contra el terrorismo. (…) Son experiencias que Israel ha acumulado y ofrece al nuevo gobierno de México, a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO)…”
La invitación es la continuación de una larga relación entre los dos países. Desde hace siete décadas, México ha sido cliente del Estado israelí para conseguir materiales y estrategias militares.
La tecnología es necesaria para combatir estas amenazas, las alianzas son fundamentales para fortalecer las instituciones, pero debe haber una alta vigilancia para que no se desvirtúen estos esfuerzos para otros fines.
México reconoció al estado de Israel en enero del año 1950 y ambas naciones establecieron sus primeros contactos diplomáticos formales el 1 de julio de 1952.
En 1972 México compró los primeros cinco aviones militares de carga y transporte de tropas tipo Arava a la empresa Israel Aircraft Industries (IAI). Para 1979, había adquirido nueve unidades más así como 60 morteros M-65 de la empresa Soltam Systems11, según los registros oficiales. Entre los años de 1990 y 1994, la compra de armamento empezó a aumentar significativamente. Desde entonces, Israel ha intervenido en la capacitación a militares, así como fuerzas policíacas locales y federales. Además, el ejército mexicano usó aviones Arava israelíes modificados para labores de intervención en Chiapas.
Durante el sexenio del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) las compras aumentaron 267.65% respecto a los seis años previos. El aumento porcentual entre los sexenios de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y Enrique Peña Nieto (2012-2018) en la compra de armas y tecnología militar a Israel fue del 1,632%
Actualmente, las inversiones de empresas israelíes en México alcanzan la cifra de 3 mil millones de dólares mediante la actividad de 200 companías. De entre ellas destacan 16 corporaciones de la industria militar israelí con presencia en el país.
Además de la compra-venta de armas, Mexico e Israel han hecho acuerdos e intercambiado conocimientos a lo largo de las últimas décadas.
En febrero de 1997 los gobiernos de Israel y México firmaron un acuerdo sobre cooperación en el combate al tráfico ilícito y abuso de estupefacientes y sustancias psicotrópicas y otros delitos graves. El acuerdo especifica entre otras cosas que tras su firma los dos países “deberán cooperar en el intercambio de experiencias sobre el uso de tecnología de punta y prácticas utilizadas”.
Ese mismo año, 150 agentes judiciales del Grupo Especial de Reacción e Intervención (GERI) de la capital del país, fueron entrenados por la empresa israelí ISDS. Al menos 60 de ellos recibieron su curso durante tres meses en instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), ubicadas en Temamatla, Estado de México.
En 1999, el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León impulsó la creación de la Policía Federal Preventiva (PFP), incorporando a elementos de la Policía Federal de Caminos, una brigada del ejército mexicano y unidades formadas en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), como el Grupo de Operaciones Especiales (Gopes). En 2003, Miguel Ángel de la Torre, quien era en ese entonces jefe de los Gopes, marcó el inicio el 11 de septiembre de 2003 de los programas de capacitación antiterrorismo para casi 300 agentes de la PFP que conforman los Gopes, los cuales incluían un viaje a Israel.
Aunado a ello, existen casos de gobernadores o alcaldes municipales quienes intercambian experiencias en seguridad israelíes, para ser ejecutados de vuelta en sus territorios.
Con la segunda empresa fabricante de armas en Israel y, que opera en diversas áreas que incluyen sistemas aeroespaciales, terrestres y navales, comando, control, comunicación, computadoras, inteligencia y vigilancia, México ha suscrito interesantes contratos.
El principal cliente individual de Elbit Systems es el Ministerio de Defensa de Israel (IMOD), pero la compañía también comercializa sus productos fuera de Israel como “probados en el combate” y basados “en la experiencia operativa obtenida a través de decenas de miles de operaciones clasificadas por las fuerzas de defensa israelí”. ISDS se enorgullece de haber sido fundada por un ex agente del Mossad Leo Gleser, su director hasta hoy.
La empresa se dedica al entrenamiento antiterrorista, escuadrones, vigilancia electrónica y recolección de información, así como la venta de armas, como helicópteros y aviones. También se especializó en la realización de interrogatorios y en la supervisión de prisioneros en América Latina.
En materia de vigilancia, México ha invertido millones de dólares en drones de alta tecnología para vigilar las fronteras, en particular fabricados por empresas israelíes.
Los primeros drones o “Vehículos Aéreos no Tripulados” israelíes que llegaron a realizar labores de vigilancia en México provenían de Estados Unidos (EEUU).
En 2004, la empresa militar privada Northrop Grumman, armó y operó dos drones Hunter de Israel Aircraft Industries (IAI) que fueron usados para patrullar la frontera sur de Estados Unidos.
Fue en el año de 2008 cuando la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) inició gestiones para adquirir sus primeros drones, un par de Hermes 450 producidos por Elbit Systems por un monto total de 287 millones 500 mil pesos.
Según el Informe de Rendición de Cuentas 2006-2012, titulado Operación y Desarrollo de la Fuerza Aérea Mexicana, su meta era “garantizar la seguridad interior (operaciones contra el narcotráfico, vigilancia de instalaciones estratégicas y de zonas fronterizas) y protección a la población civil (apoyo al Plan DN-III-E)”.
El primer dron llegó a México en julio de 2009. Para el año 2013-2014, el apartado militar del 2o informe de labores del presidente Enrique Peña Nieto indica que “mediante el empleo de sistemas de aeronaves no tripuladas tipo Hermes 450, S-4 Ehécatl y G-1 Guerrero, se llevaron a cabo 149 misiones de vigilancia y reconocimiento en apoyo a diversos mandos territoriales, con un total de 581:40 horas de vuelo”.
Pero los sistemas de gran alcance también se han convertido en puntos de repudio de activistas civiles, que dicen que representan una intrusión a la privacidad y algunos dicen que se necesitan leyes para proteger a los ciudadanos y México debería, al igual que otras naciones iniciar e impulsar iniciativas que regulen el uso de estas tecnologías para tener una mejor seguridad y al mismo tiempo proteger el derecho a la privacidad.
Tarea titánica pero no imposible simplemente se debe buscar un acto de equilibrio y sumar iniciativas del ley a este gran cumulo de Nueva Generación de Reformas en materia de Seguridad y Justicia Penal.
Así lo explico en un artículo titulado La nueva Generación de Reformas en materia de Seguridad y Justicia Penal que publique el 7 de junio de 2016 en Innovación Gubernamental, Gobierno Digital, Gestión Pública y Tecnología en México y el mundo U-Gob; cuyas reflexiones parecen estar vigentes todavía…