La historia de la espía rusa que decía llamarse María Adela Kuhfeldt Rivera, nacida en Lima de padre alemán y que se hizo pasar por una diseñadora de joyas peruana para infiltrarse entre el personal de la base de la OTAN y de la Sexta Flota de Estados Unidos en Nápoles, está encendiendo las luces rojas en las centrales de inteligencia occidentales.
Esta vez hablare de lo importantes que son nuestras estrategias y cursos de contrainteligencia desde la perspectiva de Criminal Justice International Associates y por que es importante la contrainteligencia ofensiva.
Somos una firma internacional conformada por entrenadores de alto nivel, consultores y expertos en una amplia gama de medidas contra el terrorismo, el crimen organizado trasnacional y la delincuencia común.
Entre otras cosas; fortalecemos los procedimientos sistemáticos de operación de las instituciones de seguridad y defensa.
Algunas principales misiones en el extranjero han incluido operaciones en Bosnia; Jordania; Grecia; Argentina; Sudán; Japón, Israel; Líbano; Kuwait; Egipto; Karachi, Peshawar, Islamabad y Lahore, Pakistán; Pristina, Kosovo; Yakarta, Indonesia; Ulaán Bator, Mongolia; Addis Abeba, Etiopía; Abuja, Nigeria; Niamey, Níger; Ruanda y Burundi; Bahrein; Kuala Lumpur, Malasia; Caracas, Venezuela; La Paz, Bolivia; y México.
Ahora se habla de esta mujer espía protagonista de un mega operativo de infiltración rusa en la OTAN y la Marina de EE. UU.
Es importante recordar las reflexiones del presidente estadounidense Ronald Reagan: “La libertad nunca está a más de una generación de la extinción. No se la transmitimos a nuestros hijos en el torrente sanguíneo. Se debe luchar por ella, protegerla y transmitirla para que ellos hagan lo mismo, o algún día gastaremos nuestra años del atardecer contándoles a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos cómo era una vez en los Estados Unidos, donde los hombres eran libres”.
Desde años atrás; Rusia y Cuba principalmente, han enviado a diversos agentes a infiltrarse en diversas agencias estadounidenses como la Central de Inteligencia para poder aprender e implementar la misma metodología que se desarrolló para el reclutamiento de oficiales de la CIA, que había sido aprobada como doctrina oficial para la Inteligencia (soviética/cubana). Durante décadas estamos observando en el comercio de inteligencia y espionaje, un proceso continuo de subversión cubana en este hemisferio.
Estamos consientes desde entonces que se deben potencializar las acciones pertinentes para crear buenos cuadros dentro de las instituciones de seguridad y defensa para monitorear efectivamente la agresión, la interferencia y otras formas de insurgencia dentro de sus países de origen, por ejemplo en las Américas deben abordar de inmediato las misiones de contrainteligencia (CI) de sus gobiernos.
La Dirección de Inteligencia de Cuba (DI), anteriormente conocida como Dirección General de Inteligencia, o DGI, ha sido y sigue siendo una contingencia de agentes de espionaje encubiertos y hostil muy bien entrenados, organizados y financiados por los rusos para operar en las Américas y en otros lugares. En todos esos años la misión de la DGI, es formar [y] apoyar material y políticamente a las guerrillas y movimientos guerrilleros urbanos en la mayoría de los países donde existían.
Este espionaje es responsable de toda la recopilación de inteligencia extranjera. La historia de años de sus nefastas operaciones ha incluido una participación activa en ayudar a los movimientos izquierdistas y dictatoriales del crimen organizado y a organizaciones terroristas en América Latina, África y Medio Oriente. Rusia y Cuba han entrenado a miles de guerrilleros, organizaciones criminales, a terroristas y ha patrocinado actos violentos de agresión, subversión y acciones de guerra no convencionales en la mayoría de las naciones democráticas del hemisferio.
De esta manera bajo la inspiración y formación en los órganos de la seguridad del Estado de la extinta Unión Soviética, los servicios de Inteligencia de Cuba han logrado mantener a flote durante varios años la dictadura en la Isla y su alianza con Rusia y con otros países competidores de los Estados Unidos; enfrentando operaciones militares, paramilitares, guerra sicológica, sabotajes, embargo del gobierno de Estados Unidos, así como a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y las organizaciones de exiliados radicadas en ese país y todo el esfuerzo desarrollado por el gobierno más poderoso de la tierra se ha estrellado contra el escudo de la Inteligencia y Contrainteligencia cubanas.
Los agentes cubanos han participado en las operaciones de penetración y reclutamiento de agentes de la Agencia Central de Inteligencia estadunidense (CIA, por su sigla en inglés) en las ciudades de Madrid, Luanda, Maputo, Georgetown, Lima, Montevideo, Río de Janeiro, La Paz, Managua, Tokio y México.
En México por ejemplo; de las operaciones para la infiltración de la Estación de la CIA en México durante la Guerra Sucia, los espías cubanos tenían en la bolsa a diversos agentes de la CIA cooptados por la Inteligencia cubana y de los topos infiltrados en la Agencia entre 1973 y 1993, toda la información que se obtenía para la DGI sobre la CIA en México llegaba a la Isla, así como la información que enviaban las inteligencias de la entonces KGB [Comité para la Seguridad del Estado ruso], la checa y la alemana.
Entre 1974 y 1975 analizó en los archivos de las inteligencias amigas la información sobre las operaciones en los países donde trabajó Phillip Agee y específicamente en México. Agee, exoficial de la CIA y agente de la Dirección de Inteligencia de Cuba, fallecido en 2008, escribió el libro Inside the company, diary of CIA (Dentro de la compañía: diario de la CIA), en el que aportó información invaluable sobre la estructura y funcionamiento de la CIA en México.
En esa época en México a través del reclutamiento de agentes dobles, es decir, de agentes de la Inteligencia cubana que estaban en contacto con la CIA, conocían qué planes se tenían, y a veces el gobierno cubano y ruso se enteraban de a quiénes iban a reclutar.
Ellos; los cubanos, simplemente se adelantaban en reclutarlos antes que ellos, sobre todo a mexicanos en las diferentes esferas e instituciones del gobierno para obtener la información que sirviera a los fines de la política exterior y la protección del gobierno de Cuba y de Rusia.
El reclutamiento de agentes en México se facilitaba porque en el marco legal la figura del espionaje no está claramente delimitada. Un delito de espionaje en México prácticamente no se puede configurar.
El peligro de una condena alta por espionaje prácticamente no existe.
Lo que puede disuadir a alguien para trabajar para un servicio de Inteligencia extranjero es la sanción que conlleve.
Existe también la figura de oficiales ilegales, similares a los cinco oficiales encarcelados en los Estados Unidos pertenecientes a la red Avispa [ liberados por los acuerdos tomados entre Cuba y Estados Unidos], de los que seguramente había varios ubicados en México.
Los oficiales ilegales se denominan así porque actúan con una falsa identidad, generalmente no son de nacionalidad cubana, sino de países latinoamericanos; son entrenados cuidadosamente para que interpreten su nuevo papel: dominar su falsa biografía, su vida o fachada, para esconder su personalidad real.
Es así; que a través de las experiencias compartidas, podemos observar que la táctica de la Inteligencia rusa y cubana denominada juegos operativos (agentes dobles) como: Los agentes de la Inteligencia cubana reclutados por la CIA, pero que respondían a los intereses de Cuba y Rusia; se basó de la metodología para el trabajo con los Juegos operativos contando con la asesoría del jefe de aquel entonces de la Sección de Juegos Operativos de la KGB y se trataba de una actividad altamente secreta en la Inteligencia y Contrainteligencia y cada juego y sus resultados eran considerados secretos de Estado.
Los tres objetivos básicos de los juegos operativos son: detectar las intenciones y planes de la CIA, a través de las tareas informativas y operativas que se le encargaban al agente; la detección y estudio de los medios y métodos utilizados por la CIA, y el estudio y caracterización de los oficiales CIA con vistas a su reclutamiento. El objetivo más importante de todos era mantener el balance de los resultados de la información que daba y recibía el agente y que debía tener un perfil favorable a la Inteligencia cubana. La CIA utilizaba básicamente el reclutamiento sobre la base económica con algunos elementos de compromiso afectivo. El juego operativo constituye la gran burla en la guerra silenciosa de los servicios de Inteligencia. Así los calificó Walter Schellenberg, jefe de la Inteligencia de Hitler en su libro: “La burla maestra de la guerra”, sobre el programa que dirigió en la Segunda Guerra Mundial, consistente en la infiltración de agentes dobles o de juego operativo dentro del territorio soviético.
Un juego operativo es un agente que ha sido puesto en el campo visual del servicio de Inteligencia enemigo para que lo reclute, responde fielmente a quien lo ha creado para ese fin y lo logró infiltrar colocándolo desde adentro y el balance entre las información que entrega y recibe es a favor de sus creadores y colocadores. El agente de juego operativo debe tener una adecuada dirección y explotación informativa; si no, el enemigo es el que saldrá ganando aun cuando responda lealmente a la Inteligencia rusa o cubana.
La teoría de la Inteligencia soviética, los grandes maestros de los juegos operativos, se pueden dividir en dos tipos: el activo y el pasivo. El activo se desarrolla cuando se prepara a la gente carnada, se colocaba en el campo visual del enemigo ya entrenado y este lo reclutaba. El pasivo es cuando el enemigo se le acerca a una persona que puede ser o no agente y éste lo informa a la Inteligencia y a partir de ahí es reclutado y entrenado para aceptar el reclutamiento enemigo. El más efectivo y confiable es el activo, porque la iniciativa ha correspondido a la Inteligencia, lo que representa una gran ventaja porque el agente fue comprobado y entrenado.
Los elementos básicos para el desarrollo de los juegos operativos, son: selección de la gente, reclutamiento sobre la base político-ideológica, características como estabilidad psicológica para trabajar bajo fuerte stress, valor personal, buena memoria, facultades de observación, sobre todo la de mentir sin dar señales extra verbales o fisiológicas importantes que lo hicieran capaz de burlar al polígrafo o el detector de mentiras que normalmente aplica la CIA a sus agentes.
Existe también la figura de oficiales ilegales, se denominan así porque actúan con una falsa identidad. Generalmente no son de nacionalidad rusa o cubana, sino de países latinoamericanos; son entrenados cuidadosamente para que interpreten su nuevo papel: dominar su falsa biografía, su vida o fachada, para esconder su personalidad real.
Teniendo en cuenta el avance en la computación y los sistemas electrónicos clandestinos de comunicaciones, que comenzaban a desarrollarse a finales de la década de 1990, la eficacia de los oficiales fácilmente pueden haberse duplicado, al facilitarse las comunicaciones y tener que invertir menos tiempo en las comunicaciones, sobre todo en los contactos personales que años atrás llevaban bastante tiempo. Fácilmente, con la misma cantidad de oficiales se puede haber duplicado la cantidad de agentes y relaciones de inteligencia que se atienden, por lo que la penetración y control sobre diversos gobiernos se ha incrementado considerablemente en estos años.
La Inteligencia tiene dos aspectos: la inteligencia humana y la técnica. El defecto básico de la CIA está en la primera, es decir, el reclutamiento de relaciones, es decir, la formación de los oficiales y su capacidad para interpretar y conocer la idiosincrasia, las características y las costumbres de un país determinado. En el caso del 11 de septiembre de 2001, la CIA reveló su ineficacia al no penetrar a los grupos terroristas para impedir un hecho de esa magnitud, y eso constituye una deficiencia fundamental en un servicio de Inteligencia, que ocasionó la reestructuración total de la Agencia y el despido de su jefe de Contrainteligencia.
Las lecciones aprendidas a través de la experiencia nos ha permitido desarrollar entrenamientos muy específicos sobre la materia. La información recopilada y las acciones tomadas para identificar y proteger contra las actividades de recopilación de conocimiento de un adversario o los intentos de causar daño a través del sabotaje u otras acciones, nos permite que las instituciones de seguridad y defensa puedan garantizar que la información no pueda ser modificada o destruida por un actor malicioso y que solo las personas autorizadas puedan acceder a la información de una organización.
Las actividades de contrainteligencia pueden clasificarse como colectivas, defensivas u ofensivas.
Los esfuerzos colectivos de CI se centran en saber quién es el adversario, cómo recopilan información, a qué vectores de ataque se dirigen y qué herramientas utilizan.
Los esfuerzos defensivos de CI se centran en proteger la información y evitar que un adversario la robe o la destruya.
Las actividades ofensivas de CI se centran en convertir un ataque en una oportunidad para obtener una ventaja mediante el uso de la desinformación y si bien la mayoría de los administradores de seguridad de la tecnología de la información (TI) llevan a cabo rutinariamente CI defensivo y CI colectivo, no siempre se entiende el valor de usar CI ofensivo.
Con la implementación correcta, la tecnología de engaño se puede utilizar para mejorar el CI colectivo, defensivo y ofensivo. La tecnología de engaño utiliza señuelos, para desviar un ataque y retrasar o evitar que el atacante profundice en la red y alcance el objetivo previsto.
Al observar las tácticas, técnicas y procedimientos que utilizan los atacantes, en Criminal Justice International Associates enseñamos en nuestros programas, asesorías y consultas como se puede obtener una valiosa estrategia eficaz que pueda ser incorporadas a sus agencias de seguridad y defensa y atender esas amenazas.