El ring de los gallos: El reto. A la vista de las alarmantes noticias, los titulares y el nerviosismo que impera a nivel político en las cancillerías de gran parte del mundo, parece que estamos al borde de empezar la III Guerra Mundial; cuando en realidad, no creo que, de ninguna manera eso se pueda dar.
Llevamos años observando la arena internacional y a los muchos gallos que pretenden gobernar el único gallinero que hay en el mundo, porque hoy en día, debido a la rápida expansión de las cosas, la globalización y el que todo se nos queda corto o estrecho, ya nadie se contenta con su Imperio por grande o fructífero que este pueda llegar a ser o alcanzar.
Hace tiempo, demasiado quizás, que China, Corea del Norte, Rusia, Irán compiten, cada uno a su manera y según sus capacidades armamentísticas, políticas o económicas en tratar de desplazar al Tío Sam de su posición de líder mundial.
A EEUU, a pesar de que en la última década o algo más, rehúye los conflictos, no los reducen e incluso, podíamos decir, que le aumentan en entidad, capacidad de molestar y en el grado de riesgo en el que incurren si los abandonan, dejan enquistar o pretenden que no se expandan aún mas de lo que ya lo están.
El Nobel de la Paz, Obama pasó por el mundo dando discursos sonados y esquivando todo compromiso e implicación bélica seria para acogotar, de una vez por todas, a quien le quiso estornudar.
Su seguidor, el bocazas Trump empastró el ambiente internacional amagando, pero no dando nunca jamás. Sembró la semilla de las vergonzosas retiradas de Oriente Medio y Afganistán y mostró de nuevo el verdadero valor que tiene la palabra de Washington a quien les jura fidelidad y les creen de verdad.
Biden, el anciano caduco; débil física -por mucha carrerilla que haga frente al público cuando se dirige a un estrado o a la escalerilla del avión- y hasta puede que mentalmente, ha tenido que completar las chapuzas inacabadas de su antecesor con ambas retiradas más que vergonzosas y totalmente impropias de la primera potencia mundial y, ahora se encuentra empeñado en lanzar su mirada y esfuerzos hacia el Mar de China para frenar la expansión de dicho país sobre el mismo y en mantener cierto ojo sobre el Ártico, sin descuidar la guerra de las galaxias o del más allá.
Mucho tomate para tan poco huevo como diría el clásico, máxime cuando está mas que demostrado que empeñarse en combatir seriamente en más de un frente, histórica y realmente, a la larga, nunca ha sido muy beneficioso para el que se ha empeñado o visto forzado a luchar.
Biden está sufriendo grandes y graves reveses internos y personales, por lo que debe andarse con pies de plomo si no quiere terminar como el rosario de la aurora y pasándole los trastos anticipadamente a Kamala Harris. Un traspiés gordo en la arena internacional, sería fatal para sus intereses personales. Sabe bien, que la otrora orgullosa población norteamericana, ya no se traga tan a ciegas el ir repartiendo o imponiendo democracia por el mundo al precio y coste que sea.
En definitiva, el todavía líder mundial, se encuentra en situación de franca debilidad y no es casualidad que todos los gallitos mencionados anteriormente, lleven tiempo armando mucho ruido, solos o a la par.
Corea del Norte, lanzando misiles casi a diario para demostrar que está ahí, que mejora sus capacidades y para avisar a todo el que quiera meterse con ellos de que, ese asunto, le puede ir mal.
Irán, con su nuevo gobierno, gobernando un país empobrecido, lleno de drogadictos y resistencias internas, pero demostrando bemoles ante el mundo en general y EEUU en particular; porque sigue sin apearse de su programa nuclear, por mucho que los perros ladren tras él y las trompetas de Jericó anuncien la caída de sus murallas.
China, sigue con su expansionismo por el Mar de China, el continente africano y Suramérica, sin olvidarse para nada del espacio y el Ártico por si puede pescar algo allí también. Amenaza a Hong Kong y a todo aquel que ose invadir lo que considera su espacio aéreo o marítimo, sin miramientos ni consideración y por toda respuesta está el no rechistar.
Y solo faltaba el último ingrediente a este cocido, la Rusia de Putin, un país que lleva su cruz particular, que resuelve todo problema interno por la fuerza, que domina junto a China el mundo de la amenaza cibernética. Manejada por un dictador que pretende eternizarse en poder a cualquier precio y que debe hacer un poco de ruido y/o mover alguna ficha en un tablero, que lleva mucho tiempo congelado y recibiendo veladas amenazas de EEUU y la OTAN por su flanco Sur y Oeste a la par.
Putin, poco a poco, aumenta su expansión en territorios americanos y comparte muchos intereses con China en África, le dio un gran Zarpazo a Ucrania en 2014 y consiguió que nadie moviera un dedo de verdad por aquella vergonzosa y flagrante invasión y anexión territorial.
Cada uno de los anteriores, ha lanzado su reto a Biden. Pero, Putin ha querido ir un poco más lejos que los demás; sabe que, si mueve el cajón de los ratones y saca a pasear sus viejos medios acorazados y mecanizados, la gente se echa a temblar y muchos débiles muestran enseguida su poca fortaleza y casi ruindad.
La UE de la que es mejor no hablar en estos temas, con Borrell a la cabeza, no está ni se la espera, por mucho que sus mandatarios frunzan el ceño y digan lo que digan sobre el papel que debe desempeñar la Unión, aunque en estos temas, solo sea un convidado de piedra.
El recién estrenado canciller alemán y el decreciente presidente francés rápidamente han sacado la bandera blanca y, sin mediar palabra, están dispuestos a negociar lo que sea sin más. A Sánchez ni le han llamado porque, tras quedarse en un rincón calladito y sonriendo, solo hará que sacar pecho y molestar.
La OTAN juega al sí, pero no; moviendo buques y aviones de aquí para allá, porque Ucrania no es miembro de la alianza y por tanto no hay que defenderlo si fuera atacado externamente y, además, porque precisamente para no enfadar a Rusia, lleva años posponiendo la adhesión de este país en modo y forma que se está haciendo patética y demencial.
Solo el juerguista del primer ministro británico, ha sacado los pies del tiesto porque sabe que, tras tanta juerga durante la pandemia, su culo peligra y si se entra en conflicto, su expulsión hasta se podría llegar a olvidar.
Firmemente; no creo que vaya a suceder nada, salvo lo que ya se palpa claramente; un destrozo más en la economía; que la energía suba un peldaño más; que Putin tenga garantías de que va a vender más; no le van a molestar más con sus ductos; sea considerado como un “hombre de paz” y de una vez por todas, le dejemos de molestar con su forma de manejar la CEI, la adhesión de Crimea y de algunos territorios más.
Ucrania, se quedará, de nuevo sola, llamando a la puerta de la OTAN y de la UE. Habremos montado el pollo, desviado la atención sobre la crisis económica y financiera que se nos viene encima, aunque la hayamos ayudado a hundirla un poco más, concederemos a Putin casi todo lo que pida y, algunos partidos volverán a sacar sus consignas caducas y fuera de tono para contentar a su parroquia, que está un poco harta ya.