Los últimos informes dedicados al estudio estadístico del aumento de la violencia terrorista en África nos avisan de que el terrorismo islamista ha aumentado durante el año 2022 en el continente casi un 50 por ciento, concentrándose en el Sahel, Somalia, Lago Chad, Mozambique y el norte de África. Estos hechos tendrán graves consecuencias para la estabilidad y la seguridad de las regiones afectadas, así como para la economía y el bienestar de la población.
Los terroristas han cambiado de estrategia y el escenario se ha desplazado desde el norte de África hacia el sur. Es probable que el fenómeno de disminución de la actividad terrorista en un área y aumento en otra se repita en Somalia. El gobierno actual está realizando un gran trabajo antiterrorista y aunque la franquicia de Al Qaeda y en menor medida la de Daesh pretendan demostrar que siguen presentes en la atmosfera somalí, cuando sean conscientes de que sus fuerzas han mermado hasta un 50%, tendrán que plantearse un cambio de zona.
En cuanto a la cuenca del, la situación tiende a estabilizarse en Nigeria, Camerún y Chad, pero esta estabilización ya se ha llevado a miles de vidas cada año y un gran número de refugiados, mientras que Boko Haram y Daesh luchan por ser los referentes en la región. Además, la filial de Al Qaeda en Nigeria, Ansaru, continúa su expansión sin enfrentarse a Daesh que ya está llevando a cabo ataques a casi 500 km de su lugar habitual del norte de Nigeria en un claro avance hacia la costa atlántica.
En cuanto al Sahel, hay que observar con detenimiento las decisiones del líder actual de Daesh, porque mientras que su predecesor decidió enfrentarse a Al Qaeda en la región, el fundador del Daesh, Abu Bakr al-Baghdadi no lo hizo y permitió una especie de convivencia entre los dos grupos terroristas que de repetirse, y dada la debilidad de Mali y Burkina Faso, podría convertir esta zona del Sahel en algo más que un santuario terrorista por muchos años.
Por el momento, Tanzania está resistiendo contra la presión de Daesh desde Mozambique y aunque está sirviendo en ocasiones de lugar de refugio a los terroristas cuando se retiran de los combates del norte mozambiqueño, no habría que descartar que los insurgentes pretendan tener mayor presencia en el sur tanzano y sin duda intentaran desplazarse dentro de Mozambique hacia el oeste en dirección a Malawi.
En el caso de Al Shabaab (Al Qaeda) ya han hecho pruebas de resistencia contra Etiopia y Kenia desde donde han recibido una fuerte respuesta: “Si atraviesas mi frontera mueres”. Por lo que solo les queda a los terroristas continuar resistiendo y agonizando en Somalia o intentar traspasar a sus combatientes a Sudan.
Las previsiones de los analistas sobre las intenciones de los terroristas por expandirse hacia el norte de Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín ya son una realidad. Sobre todo para las filiales de Al Qaeda que ya están bien situadas en esta región y que continuaran presionando allí donde se les permita con el objetivo de establecerse en la zona fronteriza de los países costeros y utilizando las zonas boscosas para refugiarse.
En resumen, la situación es compleja y representa un aumento significativo en la actividad terrorista en el continente africano. A principios del año 2023, solo las filiales de los grupos terroristas de África occidental de Al Qaeda y Daesh, están actuando en un área de 1.900.000 km ² algo similar al área de España, Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda y Suiza juntas.
Fonte: Al-Ain.com