¿Está Al Shabaab preparando la caída silenciosa de Mogadiscio
Durante semanas se han acumulado señales: infiltración urbana, avances territoriales, colapso institucional y el posible cierre de la embajada de EE. UU. en Somalia.
En este informe analizo cómo la capital somalí se ha convertido en el objetivo estratégico del grupo yihadista, y por qué ya no podemos seguir ignorando esta amenaza.
Lee el análisis completo a continuación.
Análisis de la situación operativa en Somalia y el avance de Al Shabaab hacia la capital
Durante los últimos meses, Somalia ha pasado de ser un frente yihadista de “baja intensidad” a un escenario de transformación acelerada. Las operaciones de Al Shabaab, el grupo afiliado a Al Qaeda en el Cuerno de África, están experimentando una evolución tanto en el plano militar como en el narrativo. Y todo parece indicar que Mogadiscio, la capital somalí, está en el centro de sus planes.
Cerco en varias fases
El despliegue de Al Shabaab en las regiones de Shabelle Medio y Bajo, así como en Hiraan, está siendo metódico. Sus ofensivas han permitido no solo capturar posiciones militares y obtener armamento, sino también reabrir corredores logísticos e infiltrar combatientes hacia el área metropolitana de Mogadiscio.
Las recientes batallas en Aburi, donde el grupo declaró haber matado a más de 50 miembros de la fuerza Danab (entrenada por EE. UU.), y el asalto a una base de fuerzas especiales financiadas por Turquía en Masajid Ali Gudud, han puesto en evidencia su capacidad para atacar fuerzas bien formadas y posicionadas. El botín de guerra en ambas acciones, incluyendo armas, prisioneros y material de inteligencia, fortalece su narrativa de poder y eficacia.
Infiltración y control indirecto en la capital
Según fuentes de inteligencia citadas en medios regionales, Al Shabaab ha desarrollado una red de túneles en cuatro distritos clave de Mogadiscio: Dayniile, Gubadleey, Jazeera y Yaaqshiid. Esta estructura permitiría almacenar armas, medicinas y suministros, así como ocultar combatientes o permitir su movimiento rápido por zonas densamente pobladas.
Además, se estima que alrededor del 80% de los combatientes del grupo se han desplazado hacia la ciudad, alquilando viviendas en 12 de los 16 distritos de la capital. Esta presencia silenciosa está acompañada de acuerdos locales como el caso del distrito de Afgoye, donde se ha confirmado una cooperación de facto entre la administración local y Al Shabaab, incluyendo inteligencia compartida y uso conjunto de mezquitas.
El vacío estratégico de Estados Unidos
El fin de semana pasado, se detectaron varios vuelos militares estadounidenses desde Somalia hacia Yibuti, lo que refuerza las sospechas sobre un posible repliegue logístico o de personal diplomático. Aunque no ha habido confirmación oficial, la frecuencia y el tipo de aeronaves empleadas —principalmente transporte táctico— sugieren que se están preparando escenarios de evacuación preventiva o movimientos preposicionados ante una escalada inminente.
El New York Times ha reportado que funcionarios del Departamento de Estado propusieron recientemente el cierre de la embajada estadounidense en Mogadiscio, alarmados por el deterioro de la seguridad y la posibilidad de un colapso logístico. Aunque sectores del Consejo de Seguridad Nacional se oponen, temiendo que esta retirada acelere la caída del gobierno somalí, el mero hecho de que esta discusión esté en la mesa indica el nivel de alarma.
La comparación con Bengasi (2012) y Kabul (2021) no es gratuita: una retirada estadounidense sería una victoria simbólica y operacional para Al Shabaab, que podría aprovechar el vacío para plantearse como la única fuerza de seguridad efectiva y con legitimidad territorial.
Reacciones regionales y vacíos estratégicos
Los actores regionales permanecen en gran medida inmóviles. Etiopía, enredada en sus propias tensiones internas, ha reducido significativamente su capacidad de proyección en Somalia. Kenia, a pesar de haber sufrido ataques transfronterizos en el pasado, se mantiene en una postura de contención sin implicación directa. Mientras tanto, Emiratos Árabes Unidos, que ha incrementado su presencia en puertos estratégicos del Cuerno de África, parece centrado más en intereses comerciales que en contener la expansión yihadista.
Este vacío de liderazgo regional favorece a Al Shabaab, que avanza sin enfrentar una coalición africana coordinada y efectiva.
El silencio internacional
A pesar del avance evidente, la comunidad internacional apenas ha emitido comunicados de condena o alarma. Las misiones de la UA y de la ONU en Somalia se mantienen activas, pero sin una estrategia visible para frenar la penetración del grupo.
La reciente declaración de Siyuvile Bam, representante adjunto de la Unión Africana, admitiendo la presencia de Al Shabaab en la periferia de Mogadiscio, fue recibida con desagrado por parte de la delegación somalí ante el Consejo de Seguridad. Esta negación política choca con los datos operativos, lo que revela una brecha peligrosa entre la realidad sobre el terreno y el discurso oficial.
Perspectiva a corto plazo
Con la ciudad envuelta por movimientos hostiles, el aparato militar del gobierno sometido a tensión, y la población cada vez más expuesta a formas de gobernanza paralela, el riesgo de una ruptura del control estatal en Mogadiscio no es remoto. Más bien, parece ser cuestión de tiempo.
Al Shabaab no necesita tomar la ciudad por la fuerza para declararse vencedor. Le basta con hacer inviable la presencia del gobierno y forzar su repliegue a enclaves limitados. La lógica de “gobernanza en negativo” ya le ha funcionado en zonas rurales, y ahora podría replicarse en la capital.
Dimensión propagandística paralela
Mientras la situación operativa escala sobre el terreno, Al Shabaab despliega también una ofensiva narrativa internacional. La publicación de su documental “Juego de Engaño del FMI y Banco Mundial” —con una estética y discurso propios del periodismo profesional— busca legitimarse como fuerza política viable y no únicamente como actor armado. El mensaje es claro: no solo están ganando territorio, están construyendo una imagen.
Proyección continental
De consolidarse la estrategia de Al Shabaab en Mogadiscio, otras capitales africanas con gobiernos frágiles podrían observar este modelo como una amenaza replicable. Ciudades como Niamey y Bamako podrían experimentar escenarios similares si actores islamistas perciben que la narrativa de gobernanza alternativa puede imponerse sin necesidad de una conquista directa.
Conclusión
La suma de comunicados operativos, cambios narrativos, posicionamiento territorial y vacío internacional sugiere un escenario de riesgo elevado para Mogadiscio. Mientras el mundo observa otras crisis, Somalia se acerca a un punto de inflexión que podría redefinir no solo la situación interna, sino el equilibrio del yihadismo global en África.
Es momento de dejar de subestimar las señales. La ofensiva ya no es teórica. Está en marcha.