Integración de la América Septentrional
Los esquemas de integración en la era Trump parecen en su mayoría cada vez más lejanos, en parte debido a que cada país Canadá, Estados Unidos y México se centran principalmente en la búsqueda de su propia agenda nacional, sin duda los gobiernos de esta región, no están proporcionando el liderazgo necesario para perseguir iniciativas regionales y de unidad y más bien, están en un escenario de constantes desacuerdos fundamentalmente, en las estrategias comerciales, de seguridad fronteriza, de política económica, en materia de defensa y respeto a la soberania.
Todo esto agravado por la insistencia de anexar, aunque sea en el discurso, a Canadá en los Estados Unidos y la probabilidad de que autoridades estadounidenses puedan realizar acciones militares unilaterales en territorio mexicano para combatir al crimen organizado en México, derivado a que México en los últimos años, disminuyó la cooperación para luchar contra estos actores no estatales, coloca a los tres países, en inmensos desafíos de defensa, políticos y de seguridad, agravados por una amplia desconfianza entre los gobiernos, lo que ha vuelto difícil que las iniciativas de cooperación puedan avanzar hacia un objetivo compartido y entonces el esquema de integración, está igualmente obstaculizado por las tribulaciones internas, de seguridad, económicas y políticas de sus tres miembros.
Esta área de oportunidad; obliga a considerar que se retomen los argumentos a favor de la integración regional, toda vez que por el reacomodo geopolítico actual, tanto Canadá, Estados Unidos y México, no pueden dividirse y estar enemistados, eso sería un elemento de debilidad, que podría ser aprovechado por otros actores estatales y no estatales, para afectar a toda la región de Norteamérica y además, derivado a la economía global y que está es cada vez más competitiva, detonaría una crisis sin precedentes.
Sin una visión más unificada y un enfoque coordinado, el papel potencial de la América Septentrional en la formación de las instituciones globales y de las decisiones internacionales sería cada vez más limitado. Del mismo modo, esta región de Norteamérica, no podría vencer sus desventajas en las negociaciones con países integrados en el BRICS, así como con la Unión Europea y otras regiones más integradas en el mundo.
La capacidad de defensa y la posibilidad de desarrollo; son las variables interdependientes que permitirán, eventualmente, alcanzar que esta región del planeta sea cada vez más fuerte, por lo tanto los tres países que integran la América Septentrional deben armonizar el concepto de Seguridad Nacional en el entorno geopolítico regional.
Derivado de lo anterior; se debe poner atención al Acuerdo para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN) el cual hace aliados para la defensa a México, Estados Unidos y Canadá, para ello se debe proponer un acuerdo que tenga carácter vinculatorio, toda vez que el ASPAN no fue ratificado por el poder legislativo de cada país a pesar de haber sido signado por los tres presidentes en turno respectivos.
Por lo anterior, se sugiere la conveniencia de revisarlo ante el entorno histórico actual, y pronunciarse ante los Estados participantes, de manera formal, bajo condiciones que establezcan las reglas claras de cooperación conjunta, tanto en fronteras, aduanas, espacio aéreo, mar y tierra, al tiempo de brindar acciones para proteger el ciberespacio y otros dominios por el bien y la seguridad nacional de los países que integran esta región.
Sin lugar a dudas en la parte comercial el T-MEC, hace a México, socio de Estados Unidos y Canadá; lo cual es un factor determinante para el desarrollo nacional y siendo este tratado internacional otro de los pilares que fortalecen a la región, deben resolverse las diferencias y buscar la igualdad de condiciones laborales, de libre tránsito de personas y mercancías una vez que el nuevo ASPAN tenga claras sus reglas de operación para hacer de la América Septentrional el lugar más seguro del planeta, ya que dicho instrumento internacional generaría un efecto disuasivo en su entorno geopolítico, y esa es tarea de la política de defensa, que a su vez es respaldo de la política exterior y uno de los pilares de la seguridad nacional.
Las amenazas como el terrorismo, el narcotráfico y la migración irregular, entre otras, requieren un enfoque conjunto y coordinado, por lo que en un contexto global donde la seguridad, la defensa y la cooperación sean más vitales que nunca, hacen que este momento pueda ser optimo para construir un acuerdo que se traduzca en un tratado internacional trilateral y que el mismo, sea ratificado por los legisladores de los tres países junto con un tratado comercial que impulse el desarrollo regional y permita crear empleos desarrollo e impulse las actividades económicas.
Un enfoque de colaboración es la clave para enfrentar los desafíos que nos afectan a todos, perder el tiempo en discusiones que solamente nos dividen, son los obstáculos que nos limitan como región a velar por la soberanía de los tres países y mantener una región más segura y más próspera.
Por lo anterior; es necesario pensar que la soberanía y la integración regional son elementos que pueden convivir y las amenazas compartidas en la actualidad son suficientes para reformular una nueva alianza.