La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero de 2025 ha marcado un punto de inflexión en la política estadounidense, especialmente en cuestiones de seguridad, inmigración y narcotráfico, áreas que poseen implicaciones profundas para la relación entre Estados Unidos y México. En sus primeros 40 días de gobierno, Trump ha implementado una serie de medidas y pronunciamientos que han redefinido su enfoque estratégico, estableciendo un marco que se distingue claramente de las políticas de su predecesor, el presidente Joe Biden.
La seguridad y la lucha contra el narcotráfico han sido un enfoque proactivo. Desde el inicio de su campaña, Trump ha enfatizado la necesidad de reforzar la seguridad en la frontera sur como una cuestión de prioridad nacional. Su administración ha prometido aumentar la inversión en la construcción de un muro fronterizo, una estrategia que busca no solo detener la inmigración ilegal, sino también abordar el tráfico de drogas, que Trump ha identificado como un fenómeno facilitado por una frontera insuficientemente vigilada.Entre las estrategias que se están desarrollando se incluyen el fortalecimiento de la Policía Fronteriza, con un aumento de recursos y personal para la Patrulla Fronteriza, con el objetivo de mejorar la vigilancia y el control en la frontera. Esto incluye la contratación de más agentes y la capacitación en tácticas modernas de control fronterizo.
La implementación de tecnologías avanzadas también es clave, con el uso de drones y sistemas de monitoreo para detectar actividades ilegales en tiempo real. Se contempla la mejora de los sistemas de detección de túneles y el uso de inteligencia artificial para analizar datos de seguridad.
Además, se busca establecer acuerdos con países centroamericanos para abordar las causas de la migración, promoviendo el desarrollo y la seguridad en esos países. Esto puede incluir la inversión en proyectos de infraestructura y programas de seguridad en colaboración con el gobierno de México y otros países de la región.
Un ejemplo significativo de esta cooperación es la reciente entrega de Rafael Caro Quintero por parte de México a Estados Unidos. Durante más de 40 años, y tras la muerte del agente de la DEA Enrique Camarena, los presidentes mexicanos anteriores no habían logrado facilitar su extradición. Sin embargo, bajo la administración de Claudia Sheinbaum, se ha visto un cambio notable, reflejando una disposición más firme frente a las demandas estadounidenses en el combate al narcotráfico.
La política de inmigración de Trump se caracteriza por un enfoque estricto que tiene como objetivo reducir la inmigración ilegal en un contexto de seguridad nacional. En sus primeros 40 días, la administración ha promulgado varias órdenes ejecutivas que buscan reforzar las leyes de inmigración. La implementación de un enfoque de tolerancia cero incluye medidas drásticas, como la separación de familias en la frontera, generando un debate considerable sobre la ética la efectividad de estas políticas.
Las nuevas estrategias de inmigración incluyen la detención rápida y deportaciones aceleradas, estableciendo procesos judiciales más rápidos para la detención y deportación de inmigrantes indocumentados. Esto incluye la creación de tribunales de inmigración temporales para manejar casos de manera más eficiente.
También se contempla la eliminación de programas de protección, con una revisión y posible eliminación de programas que brindan protección a ciertos grupos de inmigrantes, como el Estatus de Protección Temporal (TPS), consolidando un enfoque más punitivo. Un aumento de la presión sobre México se traduce en demandas para que el país actúe como un filtro para los migrantes que intentan llegar a Estados Unidos. Esta estrategia ha llevado anegociaciones más intensas con el gobierno mexicano para que implemente medidas más estrictas.
La presidencia de México ha cambiado de rumbo en este contexto de fricción. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) había adoptado un enfoque más conciliador, centrado en programas sociales que abordan las causas subyacentes de la migración. Sin embargo, con la llegada de la administración Trump, estas dinámicas han evolucionado. La actual presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha comenzado a implementar cambios que reflejan una disposición más firme frente a las demandas estadounidenses, buscando equilibrar la cooperación en materia de seguridad con la defensa de la soberanía nacional.
La administración Trump ha establecido reglas claras que contrastan con las políticas de la administración Biden. La insistencia en la construcción del muro, la implementación de medidas de seguridad más estrictas y la reducción de la inmigración legal son pilares de su estrategia. Estas políticas no solo aumentan la presión sobre México para que asuma un papel más activo en la contención de migrantes y narcotráfico, sino que también pueden afectar la percepción de Estados Unidos como un socio confiable.
Las estrategias que se desarrollan incluyen el fortalecimiento de las deportaciones, con un incremento en la cantidad de deportaciones y acciones de detención, reforzando la colaboración entre las agencias de inmigración de ambos países. Esto ha incluido la creación de tareas conjuntas entre el ICE y la Patrulla Fronteriza para operaciones coordinadas.
Se está promoviendo un fortalecimiento de las leyes de inmigración, buscando una mayor aplicación de las leyes existentes y la creación de nuevas normativas que fortalezcan la seguridad fronteriza.
Trump ha hecho hincapié en la necesidad de cumplir con las promesas realizadas durante su campaña electoral, lo que ha implicado la construcción del muro fronterizo, buscando asignar fondos y recursos para completar esta obra emblemática. Se han establecido prioridades para las secciones del muro que son consideradas críticas para la seguridad.
También se promueve una reforma integral de la inmigración, con un enfoque holístico que aborde no solo la detención y deportación, sino también la revisión de programas de inmigración, con el objetivo de modificar el sistema existente para hacerlo más restrictivo. El fomento de la seguridad nacional se enfatiza como una prioridad, comprometiéndose a tomar medidas que garanticen la protección de los ciudadanos estadounidenses frente a amenazas percibidas derivadas de la inmigración ilegal.La posible transición de poder en Estados Unidos representa un momento crítico para las relaciones con México. La administración Biden intentó establecer un enfoque más colaborativo y humanitario en la inmigración, pero un cambio de liderazgo podría revertir estos avances, reinstaurando políticas más estrictas y enfocadas en la seguridad. Esto podría incluir la reactivación de propuestas como la construcción de un muro y medidas más severas contra las organizaciones criminales.
La respuesta de México ante un cambio en la administración estadounidense será determinante. Con Claudia Sheinbaum a la cabeza, México ha adoptado un enfoque más firme en la cooperación, pero también ha defendido su soberanía. Si un nuevo liderazgo en Estados Unidos adopta una postura más agresiva, México deberá navegar cuidadosamente esta nueva dinámica, equilibrando la cooperación en temas de seguridad con la protección de sus propios intereses.
Los primeros 40 días de la administración Trump han establecido un nuevo paradigma en la relación entre Estados Unidos y México, caracterizado por un enfoque de confrontación en temas de seguridad, inmigración y narcotráfico. Las estrategias implementadas, desde la construcción del muro hasta las deportaciones aceleradas y el cumplimiento de promesas electorales, delinean una agenda que busca reafirmar la posición de Estados Unidos en la región.
Informes recientes indican una disminución significativa en los cruces ilegales a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México. En enero de 2025, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. (CBP, por sus siglas en inglés) detectó aproximadamente 29,000 cruces ilegales, lo que representa una reducción del 76.6 % en comparación con enero de 2024.
Además, en febrero de 2025, el número promedio de migrantes ilegales detenidos diariamente en la frontera sur cayó más del 90 % en comparación con el mismo período del año anterior. Estas cifras sugieren una notable disminución en las entradas no autorizadas en los últimos meses.
La entrega de Rafael Caro Quintero a Estados Unidos es un ejemplo de cómo la presidencia de México se está adaptando a las exigencias del nuevo liderazgo estadounidense, buscando equilibrar la cooperación en materia de seguridad con la defensa de la soberanía nacional. A medida que se desarrolla la administración Trump, es probable que estos temas continúan siendo puntos focales de debate y conflicto entre ambos países. La interacción entre estas administraciones es esencial para abordar los desafíos regionales y garantizar una relación constructiva que beneficie a ambos lados de la frontera. La forma en que estas políticas se implementen y se adapten a las realidades cambiantes del contexto político y social tendrá un impacto duradero en la seguridad y la inmigración en América del Norte.
Referencias:
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Por,
William Acosta, NYPD, (Ret)
Jesús Daniel Romero, USN, (Ret)
