Guerra híbrida: Una refelexión ontoepistémica sobre la seguridad en México.
México sigue sin aceptar políticamente que se vive una etapa crítica derivada del Narcoterrorismo, desviar la atención de la actual crisis de nada favorecerá ni al gobierno en turno, ni a quien pretenda construir un segundo piso sobre unos cimientos débiles, donde la población sufre a diario actos violentos en gran parte del territorio nacional, impidiendo el normal desarrollo de la sociedad mexicana y mientras el número de muertos aumenta, al igual que el número de personas desaparecidas y el número de adictos que cada vez es más elevado, pero no solo en México, sino en varias partes del mundo y especialmente en los Estados Unidos, que, demás de aumentar el número de adictos, es el país que tiene la tasa más alta de personas muertas por fentanilo, la droga traficada por los carteles mexicanos, producida en laboratorios en México, con precursores de China e India principalmente. Es decir; las drogas fluyen sin trabas por el país hacia el exterior.
La frontera entre México y los Estados Unidos abarca seis estados mexicanos y cuatro estados de los EE. UU. En este territorio se gestan hermanamientos de ciudades fronterizas, en municipios conectados por uno o más cruces fronterizos legales e ilegales que salpican la frontera de casi dos mil millas y las estrategias contra el tráfico de las drogas que pasa por esta geografía porosa y peligrosa, remota y urbana, siempre ha conspirado para derrotar los intentos de eliminar el tráfico entre los dos países, sin trabajo conjunto e interagencial, es prácticamente una imposibilidad matemática.
Analizando a México visto desde el marco de una discusión ontoepistémica exige la construcción analítica que trascienda la mirada coyuntural de la problemática e incorpore los enfoques de largo plazo, y en este caso concreto la prospectiva hermenéutica que nos permita pronosticar las conclusiones preliminares que sin duda pueden sugerir la necesidad de repensar y redimensionar el valor de la subjetividad, el conocimiento experiencial y extra-académico para el diseño consensuado de futuros posibles, asegurando una óptima conducción política y manejo de lo público.
Lamentablemente; la historia durante la última década en México de eventos vinculados con la corrupción, considerada como endémica, ha sido una constante, actores estatales que facilitan a los mercados delictivos a consumar diversos delitos entre los que se cuenta un circuito dinámico, heterogéneo, disruptivo como sobornos en diversos niveles, coimas a cambio de impunidad y políticos que reciben pagos a favores, todo lo cual ha provocado una pérdida de confianza en la población en la capacidad del Estado de controlar dichos actos; atender las demandas ciudadanas y elevados niveles de tensión entre actores políticos y críticas a los mecanismos de respuesta que muestran que el país es un estado frágil, con gobernabilidad limitada para enfrentar la corrupción cuyas dinámicas son transnacionales y transregionales. La corrupción ha entrado a formar parte de los ecosistemas parasitarios que han absorbido los presupuestos del Estado por largo tiempo, es decir aquella dinámica de organización y dinámicas de interacción entre distintos actores, factores y entornos que se configuran con un objetivo específico, alineado a las actividades criminales, convirtiéndolo en un tema muy complejo.
El Crimen en México ha usado al terrorismo como estrategia y ha comenzado a participar en los procesos electorales ya sea apoyando candidatos o eliminando a otros, comenzaron a centrarse en sobornar o intimidar a las autoridades locales y federales para garantizar el tránsito seguro de sus mercancías. El desmoronamiento de la plazasistema de antes llego con una nueva tendencia de narcoterrorismo que condujo a más guerras territoriales entre los cárteles y en contra de autoridades. Y la violencia asociada con el narcotráfico se aceleró a cotas más extremas porque ya no había manera de resolver las disputas sobre quién controlaba las plazas.
El crecimiento del narcotráfico y el aumento dramático de los asesinatos en México deben verse como una consecuencia del abandono al fortalecimiento de las instituciones policiales civiles locales y el desorden institucional al nivel federal con una errática estrategia arrastrada desde 1994 a la actualidad.
“Quien conoce al enemigo y se conoce a sí mismo disputa cien combates sin peligro. Quien conoce al enemigo, pero no se conoce a sí mismo, vence una vez y pierde otra. Quien no conoce al enemigo ni se conoce a sí mismo es derrotado en todas las ocasiones”. La ignorancia a la que aludía Sun Tzu que narra en su libro El arte de la guerra, tiene un equivalente igualmente perverso en la sobrevaloración de las fortalezas propias y la subestimación del adversario, ambas son el camino más directo al fracaso, pero, también afirma… “Resultará vencedor quien disponga de un estratega competente y de un soberano que no interfiera en los asuntos militares”. En México; la interferencia que experimentan en la dirección de las operaciones por parte de sus soberanos es permanente y determinante.
De los objetivos políticos iniciales en los años 90´s a los actuales hay una notable diferencia y si el mando político no fija nítidamente el estado final deseado y los plazos para alcanzarlo, difícilmente el mando estratégico podrá desarrollar un planeamiento adecuado y por lo tanto, al no existir una estrategia nacional y transexenal, las instituciones de seguridad civiles y militares no disponen de un objetivo definido, decisivo, alcanzable y medible, así que difícilmente sabrán dónde situar el éxito estratégico.
Mi queridísimo Teniente General retirado de las fuerzas Armadas de España Francisco Gan Pamplos comenta respecto a el designio político al mando estratégico-militar que “…Lo cierto es que el discurso político permanente y la necesidad de copar los medios de comunicación introducen un factor de desconcierto y de variabilidad en las operaciones militares; se hace muy complejo traducir lo que se dice en lo que se quiere, y esto último en lo que se puede conseguir. Al margen del relato que se quiera defender, se necesita sosiego, determinación, liderazgo y discreción para permitir que quienes se juegan la vida a diario lo hagan sabiendo al menos por qué lo hacen y no sientan que son elementos prescindibles de un juego que excede su comprensión. Cualquier mando político que se precie debiera tener en cuenta que sus decisiones cuestan vidas y son irrecuperables, y que él es el responsable último de sus decisiones…”
Dicho lo anterior; sabemos que toda sociedad tiene amenazas, no hay país sin ellas, el problema es el riesgo que enfrentan y sus vulnerabilidades, esos son los espacios que deben ser cubiertos y corregidos por los tomadores de decisiones para disminuir el riesgo en la afectación de los intereses nacionales y a su vez estos Estados, desde sus pautas y principios de funcionamiento, deben interactuar para que la lucha contra el delito transnacional gane eficiencia y efectividad especialmente en el ámbito transnacional, logrando cuerpos legislativos comunes que generen condiciones favorables para enfrentar este fenómeno. La principal preocupación estratégica de los gobiernos debería ser la de recuperar la iniciativa, en especial en este tipo de conflictos, ya que una vez inmersos en él, los costos para su erradicación son muy altos.
El problema del narcotráfico en América Latina; es que en cada país se manifiestan fenomenos distintos, por su ubicación geográfica algunos países se les dificulta el poder aislarse del flujo de estupefacientes que producen sus vecinos, o por donde transitan las mercancías, algunos países por sus parámetros culturales pareciera que no se inclinan hacia un rápido aumento del consumo doméstico, pero aquí existe un punto estratégico importante de los narcoterroristas, que prefieren incrementar el microtrafico en ciertos territorios, pareciera que no es muy lucrativo, pero ese no es el fin, el fin del narcomenudeo es el control de la plaza por donde pasa la droga, por donde se produce y por donde se almacena; el lucro, no es económico, pero es una gran ganancia de control territorial debilitando la gobernabilidad y para lograr ese objetivo, recurren a métodos muy violentos, fomentando el terror y la intimidación, tanto para los adversarios criminales, como para aterrorizar a las autoridades de esa localidad, así como cognitivamente generan caos y miedo en la población. He aquí el conflicto a resolver, en ambos casos el fortalecimiento del Estado en toda su dimensión, con una presencia activa y redundante en toda la zona fronteriza y además deberá generar un despliegue quirúrgico en las provincias o municipios, esos pequeños lugares donde predomina el narcomenudeo. Por ello, es importante proteger sus fronteras y por lo tanto su soberanía, pero también hacia el interior se deben hacer acciones para evitar que se utilice su territorio para el narcomenudeo, cultivo, instalación de laboratorios para elaboración de drogas sintéticas y el tráfico de estupefacientes. En general la idea es que las organizaciones criminales no fluyan libremente por los dominios territoriales del Estado.
Los métodos que utilizan los narcoterroristas, no son fáciles de erradicar. Las bandas dispersas de delincuentes, que encuentran en el narcotráfico su método de supervivencia, serán por un largo periodo un problema y adoptan un panorama aún más sombrío si sumamos las migraciones forzadas.
Así el narcoterrorismo es un fenómeno hibrido resultado de la relación entre el terrorismo y otros delitos conexos como el narcotráfico. Una problemática que ha ido aumentando hasta convertirse hoy en un reto a la seguridad global.
El artículo publicado en el Independiente titulado Guardia a la Sedena; falta ley de seguridad interior, escrito por mi apreciado maestro Carlos Ramírez, menciona entre otras cosas que “Dentro de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública de 2018 se incluyó la pertenencia de la Guardia dentro de la doctrina de seguridad nacional de la Sedena en base a un criterio que no se ha querido discutir a nivel de académicos y sociedad: el crimen organizado ya no atenta contra particulares, sino que se apropia de partes territoriales de la soberanía del Estado, influye en la designación de funcionarios a nivel local, controla el funcionamiento estatal y municipal en muchas zonas y cobra impuestos Irregulares, además de limitar la estabilidad para la inversión, acotar la estabilidad democrática y limitar el estado de derecho, tres circunstancias que definen la función de las Fuerzas Armadas en el mantenimiento de la seguridad interior.”
Según la definición de la Drug Enforcement Administration (DEA) de Estados Unidos, el narcoterrorismo es «un subconjunto del terrorismo, en el que grupos terroristas, o individuos asociados, participan directa o indirectamente en el cultivo, fabricación, transporte o distribución de sustancias controladas y del dinero derivado de estas actividades». Además, la DEA utiliza el término para caracterizar la participación de grupos o personas asociadas en la imposición de impuestos, la prestación de seguridad o la ayuda o la complicidad en los esfuerzos del narcotráfico en un esfuerzo por promover o financiar actividades terroristas.
En México; existe una amplia variedad de grupos criminales que están involucrados en el tráfico de drogas y que han utilizado la violencia y la intimidación para proteger sus intereses. Estos grupos han sido responsables de miles de muertes y han contribuido a la inseguridad en el país.
Las actividades ilegales de violencia e intimidación contra la población civil son clasificadas como prácticas terroristas en el Código Penal federal mexicano. Y es que la tipificación del terrorismo en México no contempla que el grupo deba tener un posicionamiento político o religioso, como se especifica en otras partes del mundo que deban tener los grupos terroristas.
En México, que estos grupos ejerzan violencia contra la población y contra bienes, tanto públicos como privados, con el objetivo de presionar a las autoridades de una zona para ejercer influencia sobre sus decisiones son acciones que pueden ser juzgadas como un delito de terrorismo.
Según el ministro en retiro de la Suprema Corte, José Ramón Cossío, ignorar los riesgos que provoca la actividad de estas organizaciones supone mantenerlos impunes. Además, también provoca que puedan suponer una mayor influencia para otras organizaciones que, viendo que las otras no están siendo imputadas por sus delitos, comiencen a ejercer actividades similares sin miedo a una represaría, provocando un aumento de la violencia y de otras actividades ilegales.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) creó un marco legal común a nivel internacional en el año de 2007; mismo que constaba en ese entonces de 16 instrumentos antiterroristas universales, que se combinaban con las normas pertinentes del Consejo de Seguridad de la ONU.
En este sentido se incluían una serie de resoluciones de la ONU que imponían sanciones, como la congelación de activos, la prohibición de viajar y el embargo de armas, a miembros de los talibanes, de Al-Qaeda y de otras organizaciones terroristas relacionadas ya que en ese momento, había 124 entidades y 226 personas que formaban parte de esta lista.
Este marco fue desarrollado hasta convertirse en 2018 en el Marco Jurídico Universal contra el Terrorismo realizado por la UNODC a través del Plan de Estudios para la Capacitación Jurídica contra el Terrorismo. Además, este mismo organismo de la ONU tiene la Estrategia UNODC 2021-2025 en el que se desarrolla un plan para contrarrestar eficazmente el problema mundial de las drogas.
El Quid del asunto es que junto a estos instrumentos; se añaden diferentes planes de los propios gobiernos nacionales o regionales que buscan también confrontar la problemática del narcoterrorismo. Sin embargo, se centran más en la relación del tráfico de drogas y la financiación del terrorismo más que en el concepto de narcoterrorismo como tal.
Lo anterior es importante porque en medio de los conflictos entre Rusia y Ucrania y la guerra en Gaza, se ha observado una notable evolución hacia la guerra híbrida, caracterizada por la combinación de medios militares y no militares.
En este sentido; el término guerra hibrida, podría incluir guerras contra actores no estatales y organizaciones terroristas, así como cualquier ataque no convencional con independencia del responsable, por lo tanto; se debe diseñar una estrategia supranacional que impulse el trabajo legal y político para crear los mecanismos oportunos para responder a los ataques híbridos.
En ese sentido, cuando se habla de desestabilización, se entiende que se parte de algo que es estable, de un orden, lo que nos deja la siguiente reflexión ¿La guerra híbrida se lanza contra el orden establecido o estamos en un orden vulnerable afectado por las guerras híbridas? ¿Quiénes son las víctimas de la guerra híbrida? Y si la guerra híbrida está para quedarse ¿Cómo se combate? Y ¿Cómo se dará respuesta precisamente a estos desafíos?
En el The Wall Street Journal; Mike Pompeo, quien fuera secretario de Estado y Director de la CIA en la administración del Presidente Donald Trump, se pronuncia en contra de las reformas del Plan C de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum “…Los cambios constitucionales y políticos esperados en México van a transformar la relación bilateral con Estados Unidos, causando caos en la frontera e iniciando una probable guerra comercial… Sólo los cárteles que están envenenando a ambos países se van a beneficiar…”. Por otra parte el periodista Fareed Zakaria de CNN en un programa especial sobre México titulado On GPS: America’s mess with Mexico, en donde dice que, a pesar de la oportunidad que representa el ‘nearshoring’, México, está por convirtiéndose en una democracia iliberal con régimen de partido único, son comunicaciones periodísticas que se suman a la política interior y exterior de Estados Unidos, en donde la derecha, ha respondido con una propuesta extrema, una intervención militar en México y en ese contexto, México es un tema prioritario para la agenda de la elección presidencial de Estados Unidos y la relevancia de la relación bilateral se resume en tres indicadores: Primero, el indicador de la crisis migratoria, segundo, el indicador de la epidemia de fentanilo y Tercero, el indicador del intercambio comercial.
Por mandato del T-MEC, México, Estados Unidos y Canadá renegociarán el tratado comercial en 2026. La administración de Joe Biden ha mantenido una política de tolerancia a las violaciones del gobierno mexicano relacionadas con el sector energético y con el bloqueo al maíz genéticamente modificado. Sin embargo, eso podría cambiar en la siguiente administración, particularmente si Donald Trump gana la elección presidencial.
De acuerdo a una proyección de la revista The Economist, Trump tiene una probabilidad de dos tercios de regresar a la Casa Blanca. Encuestas recabadas por Real Clear Politics muestran que el candidato del Partido Republicano lidera en seis de los siete principales estados balanza: Arizona, Nevada, Michigan, Pennsylvania, Virginia y Georgia.
Una victoria de Donald Trump representa el principal riesgo para la continuidad del T-MEC y, en consecuencia, para la estabilidad económica y política de México. En noviembre, la reacción de los mercados podría ser más adversa para México que lo que fue en junio, cuando Wall Street entendió que Morena obtendría la mayoría calificada prácticamente en ambas cámaras del Congreso.
También sabemos que diversos asesores de seguridad nacional de Trump; insisten en la idea de ampliar los poderes legales de la Casa Blanca para intervenir militarmente en México.
Las guerras comerciales afectan las cadenas de suministro; vimos que en 2022, esto implicó un claro cambio en las importaciones estadounidenses de China a México y otros países “sustitutos”, como Malasia, Taiwán y Tailandia, que aumentaron sus exportaciones a Estados Unidos y el resto del mundo, pero en el área económica; Donald Trump está planteando primeramente un arancel de 10% a todas las importaciones, segundo, está proponiendo una tarifa de 100% a los bienes con componentes de origen chino y tercero, propone recortar la tasa de impuesto corporativo a 21%.
La combinación de estas tres políticas sería fatal para el fenómeno ‘nearshoring’ y para el futuro económico de México.
Luego entonces; no todas las guerras se libran con tanques y no todos los soldados visten uniformes y en ese sentido; las guerras híbridas son la forma más común de conflicto y han existido desde los albores de los tiempos.
Se pueden encontrar ejemplos de este tipo de conflictos incluso en la historia de la antigua Grecia, cuna de guerras comerciales y operaciones psicológicas, aunque el tema sólo se ha vuelto popular en los últimos años.
Una popularidad que, sin embargo, poco o nada ha contribuido a una mejor comprensión del fenómeno, en torno al cual, por el contrario, reina la confusión y la desinformación.
La asimetría y la falta de convencionalismo, que son las características distintivas de las guerras híbridas, no implican un impacto bajo para los mismos medios empleados. Las guerras híbridas pueden matar, y de hecho lo hacen, porque quienes las sufren a menudo subestiman su letalidad. Como en el caso de la guerra del opio lanzada por China contra Estados Unidos, una droga opioide que los cárteles de la droga mexicanos han sofisticado y convertido en una de las drogas más poderosas que existen, el famoso fentanilo, que es cincuenta veces más potente que la heroína y que es responsable de una masacre en las calles de Estados Unidos pero también en México.
El tema es complejo; porque si por un lado, las autoridades limitan el trabajo conjunto interagencial entre varios países, para combatir una amenaza que los está afectando, por defender ideales sobre la soberanía territorial, el crimen organizado trasnacional aprovecha esas viejas ideologías para introducirse a cualquier lugar, ya que ellos no respetan territorio, fronteras, ni ley.
¿Cuándo se formó la extraña alianza del crimen organizado con actores estatales y no estatales? Es tema de debate, pero de dónde no hay duda, es en el sistema de financiamiento global, la darkweb, o red oscura, donde está alianza encontró que cada bien y servicio criminal se page en criptomonedas.
Esta es la razón por la que la presidencia de Biden, en paralelo con mayores controles transfronterizos, ha decidido invertir en asociaciones con agencias líderes de análisis de blockchain para monitorear lo que sucede en el criptoverso.
El aumento de los controles transfronterizos entre México y Estados Unidos está dando sus frutos, dado el crecimiento del 480 % en las incautaciones de fentanilo ilícito entre 2020 y 2023, pero monitorear la red oscura ha resultado más problemático, ya que el complejo criminal-industrial chino y el narcoverso mexicano, han construido un auténtico sistema de caja chino en la web3 y de esta forma; la valla inviolable construida por China en la red3, según el Servicio de Investigación del Congreso, hace que a la DEA le resulte más difícil seguir el dinero.
En efecto, el sistema es a prueba de seguir el dinero ya que los productores y los compradores nunca se reúnen, ni física ni virtualmente, sus transacciones siempre están mediadas por intermediarios sin vínculos rastreables con la fuente de los precursores, y los rastros de los pagos están ocultos al ojo del análisis de blockchain a través de una serie de pasos que involucran a empresas de cobranza de dinero e intercambios de cifrado que disfrutan del escudo protector de la impenetrable Gran Muralla Digital.
Este es el sistema que ha permitido a los narcos asegurarse cantidades extraordinarias del producto; mientras escapaban de la presión investigadora de las autoridades estadounidenses, lo que ha provocado, la inundación de las calles de lo que ya era su principal mercado con una avalancha de opioides asesinos y facilitando el comercio de armas para fortalecer a los delincuentes en México y otras partes de América Latina para generar violencia y apropiarse del control de territorios. Pero a diferencia de los chinos, para quienes es política, o más bien es guerra, para los narcos, no hay nada personal, son sólo negocios donde no importa para ellos el propósito de terceros, con tal de obtener un lucro indebido.
La amenaza híbrida; es un concepto prácticamente nuevo en el estudio de Seguridad y de Defensa; no obstante, el hecho de ser analizado desde una mirada ampliadora de la seguridad, lo ha relegado a un sentido todavía controversial, por lo tanto, es importante estudiar el fenómeno, adicionalmente, plantear acciones preventivas y estudios prospectivos ante posibles usos de este tipo de accionar entre los países, sobre todo, en México, donde el narcotráfico y el crimen organizado pueden tener agendas y recursos que pueden tranquilamente, competir con los de las naciones y ante un mundo complejo, de sinergias globales, los Estados deben cultivar la resiliencia y la Inteligencia suficientes ante estas recientes problemáticas.
En la actualidad, los Estados-Nación enfrentan lo que se conoce como “nuevas amenazas o emergentes”, como la delincuencia organizada transnacional, el narcotráfico, el terrorismo internacional, el tráfico ilícito de armas y de personas, entre otras. Estas actividades criminales son motivo de preocupación para los gobiernos nacionales, ya que pueden rebasar la capacidad de las fuerzas de seguridad pública locales y afectar seriamente la seguridad interior si no se atienden con oportunidad, en México falta un nuevo marco de seguridad nacional, seguridad interior y de seguridad pública.
A nivel internacional, la seguridad interior se entiende como el mantenimiento de la integridad del Estado. Por lo tanto, debe ser una de las principales tareas a realizar por los gobiernos, y se construye desde el interior de cada país.
Mientras más fortalecidos estén los países internamente y menos antagonismos existan, mayores serán las posibilidades de paz y tranquilidad.
Una parte importante de la seguridad interior es contar con una ley específica que regule y legalice la actuación de las fuerzas de seguridad que actúan en ese ámbito.
Un marco normativo claro le otorga protección legal al mandatario de la nación y a las fuerzas de seguridad encargadas de velar por la propia seguridad interior.
El tema de la seguridad interior es polémico y controvertido, ya que implica reconocer la existencia de un problema que debe ser abordado y determinar qué fuerzas de seguridad se encargarán de hacerlo.